MADRID
La ley de la calle

Los versos malditos de Eduardo Haro Ibars, referente de la Movida: "En sus columnas te contaba el Madrid 'underground'. Cayó como un ingenuo con la heroína"

Eduardo Haro Ibars, en uno de sus viajes a Tánger, en 1969.
Eduardo Haro Ibars, en uno de sus viajes a Tánger, en 1969.MARIO PACHECO
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Eduardo Haro Ibars fue un poeta maldito, una de las figuras más fascinantes del Madrid de la Movida; también vástago del periodista Eduardo Haro Tecglen y propulsor de lo underground en el ámbito de las letras españolas. Aunque se le relacione a menudo con la Movida, lo cierto es que anduvo golfeando por las calles de la capital muy anteriormente a esos años 80 que tanto han cautivado al público.

Para descubrir el Madrid de Haro Ibars, me entrevisto con J. Benito Fernández, autor de Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído (2006), una absorbente biografía del personaje. "Escribiendo sobre Leopoldo [María Panero] aparecía Eduardo Haro Ibars cada dos por tres. Fueron amantes, aunque se odiaban. Se tenían celos profesionales, porque Leopoldo destacaba más como poeta. Eduardo era más surrealista. Su poesía era más difícil. Un día quise contactar a la familia de Eduardo para iniciar un libro sobre su vida. Su padre, Eduardo Haro Tecglen, no quiso hacerme caso, y mira que lo admiraba. Sin embargo, la madre colaboró conmigo muchísimo. Tengo horas y horas grabadas con ella. Y le gustó mucho el libro. Me dijo que le había descubierto a un hijo que no conocía. Estuvo en la presentación del libro, en la mesa, junto con Juan Cuero, Mariano Antolín Rato y Jorge Herralde. Fue en el Círculo de Bellas Artes. Nunca he tenido una presentación tan tumultuosa. Asistieron 300 personas. Ahí estaban los Gabinete Caligari, Javier Gurruchaga, Salvador Domínguez. Se juntó toda la Movida ahí. Yo me quedé alucinado".

De Eduardo Haro Ibars "hasta sus amigos me decían que era un canalla. Su amigo Mariano Antolín Rato me dijo que tuvo que echarlo de casa, porque es que se le apalancaba ahí. Mariano tenía una hija y debía currar, pero el otro como vivía del aire... Tuvieron sus más y sus menos, pero es lo que hay con este tipo de personajes... Aun así, Eduardo era para mí un referente. Cuando yo era un progre radical, para mí la revista referente era Triunfo. Yo lo leía al tío como un vanguardista. Un tío que en una revista de izquierdas te habla de drogas, te habla de movidas, de rock y de bares... La columna que tenía, que se llamaba A la contra, fue pionera. Te contaba el Madrid underground".

Eduardo se crio en la calle Gaztambide, aunque vivió como adulto en diferentes zonas, también en el entorno de Barquillo, "donde estaba el Café Latino. Iba mucho por la taberna El Comunista, en Augusto Figueroa 35". Se trata de una zona poblada de distintos bares que Eduardo frecuentaba. También era asiduo al Titto's, en la calle Conde de Xiquena 7.

"En esa misma calle estaba el Café Gades, que lo abrió Antonio Gades, y enfrente estaba el Oliver, un café donde iba toda la gente del mundo del teatro. También había ambiente gay. El Oliver creo que abrió a finales de los 60. Era muy de señores con pasta, con sofás... La parte de abajo era donde iban más los gays. Arriba estaban todos los actores. Era propiedad de Adolfo Marsillach". El Titto's, por su parte, "era un pasillo alargado, muy moderno, muy frío, muy Blade Runner, de estética ochentera".

El poeta Ángel González, Eduardo Haro Tecglen y al fondo su hijo Eduardo Haro Ibars.
El poeta Ángel González, Eduardo Haro Tecglen y al fondo su hijo Eduardo Haro Ibars.EM

De Malasaña a Argüelles

"Él se movió por Malasaña y Chueca, fundamentalmente". J. Benito conoció bien la zona en esos mismos años: "También yo me movía por ahí. Yo en los 70 me movía entre los patios de Argüelles [también conocidos como los bajos], al igual que Eduardo, y Malasaña".

Los bajos de Argüelles representaron toda una innovación cuando surgieron como zona de ocio a mediados de los 70: "Eran unos edificios que tenían unos patios comunes con distintos niveles y estaban llenos de bares. Eso para los vecinos era una tortura". Malasaña fue otro de los barrios fetiche de Haro Ibars.

"El lugar de cita siempre era el Café Comercial. En Malasaña estaba la Vía Láctea, La Rosa, el Pepe Botella. Y había otro que, durante los 80, tenía los lavabos llenos de jeringuillas... Era el equivalente de La Bobia, que estaba en el Rastro, en calle San Andrés esquina con la plaza. Era un bar normal. También era famosa la Manuela. Pasé el otro día y está igual que entonces. Ahí daba sus discursos en 1976 Agustín García Calvo".

A pesar de hacer vida en el centro, Eduardo durmió muchas noches en la Ciudad de los Periodistas (en el barrio del Pilar), donde residía su madre. Desde una de las ventanas de dicha vivienda, se suicidó su hermana, Marina, presa de la locura, arrojándose al vacío en 1989. Resulta llamativo que Eduaro Haro Tecglen perdiese en vida, de modo trágico y prematuro, a cuatro de sus cinco hijos con Pilar Yvars.

Durante su vida, Haro Ibars fue un pionero en muchos ámbitos, también en el de las drogas. "El vivió en Tánger [siendo muy joven]", me dice J. Benito. "Date cuenta que por Tánger también iban los Stones, Jimi Hendrix... Y esa gente se picaba. Él vivió en comunas hippies en Tánger. Yo creo que él la heroína la probó antes de la fiebre que hubo aquí. Cayó como un ingenuo".

Eduardo Haro Ibars, como tantos otros de su generación, moriría de sida en 1988. Sucumbió en un apartamento frente al Café Latino, en calle Augusto Figueroa 32, 34. Tenía tan solo 40 años.

Iñaki Domínguez

Es autor de Macarras interseculares, editado por Melusina, [puedes comprar el libro aquí], Macarrismo, editado por Akal, [puedes comprar el libro aquí], Macarras ibéricos, editado por Akal, [puedes comprar el libro aquí], la La verdadera historia de la Panda del Moco. [puedes comprar el libro aquí] y San Vicente Ferrer 34 [puedes comprar el libro aquí], Bufones: Humor, censura e ideología en los tiempos de internet [puedes comprar el libro aquí].