Cuento para niños: La Roca de la playa

cuento para niñosCuento para niños

Desde que se mudó con sus padres a esa casa cerca del mar, Pedro se encontraba algo triste. Había dejado a sus amigos de la capital, a su escuela y a las cosas que conocía. Y aunque le gustaba la playa, no era igual ir de visita, que estar allí todos los días.

Se aburría. Se ponía de mal humor con frecuencia, y comenzó a discutir con sus padres y a recriminarles.

Empezó a convertirse en un chico solitario, que se sentaba en un lugar apartado en la orilla de la playa, al lado de una roca llena de algas, y algo de la basura que dejaban los turistas. Sentado en ese sitio, hablaba para sí mismo de su aburrimiento, cantaba un poco (porque le daba vergüenza cantar en público) y a veces dibujaba. Un día, le pareció que pasaba tanto tiempo allí, que debía limpiar la roca, para no sentarse en un sitio tan descuidado.

Para muchas cosas, Pedro era algo flojucho, pero puso tanto esmero y cariño en el trabajo, que luego de un rato la roca estaba muy limpia: libre de algas y basura, además de que ya no estaba nada resbalosa. Pedro entonces notó que, sin la capa de mugre que la cubría, la roca tenía una forma que recordaba a una persona acurrucada en la arena. “Qué curioso”, pensó. Y se sentó sobre ella para descansar.

— ¡Ay! ¡Levántate de mi espalda! ¿Crees que soy una silla?

Pedro se asustó muchísimo, y se levantó de un salto. La voz venía de la roca… o por lo menos de lo que antes era la roca. Porque ahora lo que estaba ante sus ojos era una chica de aproximadamente su edad, ataviada con un vestido verde, anticuado y algo raído. La joven lo miraba con desagrado mientras se levantaba de la arena.

— Y.. y… y, tú ¿quién eres?

— Mi nombre es Naia. Y entiendo que estés asustado: las rocas no hablan.

— Pero, ¿cómo es que te convertiste en una persona?

— Creo que primero debes saber cómo me convertí en roca. Hace muchísimos años vivía aquí con mi familia. Era una familia grande. Pero nunca me gustó vivir aquí; me parecía aburrido y siempre estaba de mal humor. Tenía peleas con mi familia, cada vez peores. Una de ellas ocurrió una tarde, durante una tormenta. Salí corriendo de casa, hasta que llegué a este lugar. A lo lejos oía los gritos de mi padre y hermanos mayores, que me buscaban. Me enfurecí más aún, y deseé que no me encontrasen.

” No sé si me cayó un rayo de la tormenta, o si el resplandor ocurrió en mi mente. Lo siguiente que ocurrió es que estaba encerrada en la roca, o más bien convertida en roca. Podía oir, y de algún modo ver lo que ocurría, pero no podía hablar ni moverme. Ví cómo mi familia me buscó durante días y semanas. Cómo me dieron por desaparecida, y con el tiempo, cómo mis padres murieron y mis hermanos se marcharon. Vi a toda la gente que pasaba por aquí, sin fijarse en mí. Cómo me llenaba de algas y de basura.

” Y te ví a tí. Tu aburrimiento y mal humor. Y te oí cantar, y pude ver tus dibujos. Pero el milagro ocurrió cuando te ocupaste de mí y decidiste limpiarme. Cuando hiciste eso, recordé y entendí lo importante que es que haya personas que te tomen en cuenta. Y que debo apreciar eso. También debes apreciarlo, porque estoy segura de que tu familia te ama y se preocupa por tí.

Pedro se había quedado pensando. Siguió escuchando durante horas la voz de la joven, que le contó muchos relatos de las cosas que había visto y oído en todos esos años, hasta que se quedó dormido.

Despertó a la mañana siguiente en la playa, cuando un cangrejo le pellizcaba la mejilla. “Vaya pues, qué sueño tan extraño”, pensó. Se le ocurrió que ya era tiempo de buscar otras cosas qué hacer, después de todo, tendría que vivir allí algún tiempo.

Sólo entonces se dio cuenta, con asombro, que la roca que había limpiado el día anterior ya no estaba.

Cuento para niños por: William Trabacilo.

Más artículos que te pueden interesar:

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 1 Promedio: 1)

Un comentario de “Cuento para niños: La Roca de la playa

Los comentarios están cerrados.